Autora: Esther Paraíso Sequí
La globalización y la digitalización nos han conectado y han hecho aumentar enormemente nuestro potencial individual y colectivo. Pero de la misma forma, nuestro mundo se ha vuelto inestable, incierto y complejo. Por ello, la educación no puede limitarse a enseñar al alumnado a navegar por el mundo con confianza y a asimilar información, sino que debe garantizar que la población infantil y juvenil pueda construir una brújula ética y cívica que les guíe hacia el respeto de la dignidad humana, para apreciar la diversidad y hacia perspectivas empáticas mediante las cuales construir relaciones, sin importar las diferencias.
El bienestar de los países depende cada vez más de la capacidad de las personas para actuar colectivamente y establecer conexiones entre ideas que antes parecían no estar relacionadas. Por lo que es necesario fomentar la curiosidad del alumnado, y hacerles aunar sus recursos cognitivos, sociales y emocionales para pasar a la acción.
Teniendo en cuenta nuestra realidad, la OCDE, a través del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), seleccionó como área innovadora en su estudio de 2018 la llamada «competencia global». Este concepto se define como: «la capacidad de examinar y apreciar diferentes perspectivas y visiones del mundo a escala local, nacional e internacional, desarrollando las habilidades necesarias para mantener interacciones abiertas y respetuosas con personas de diferentes culturas y contextos socioeconómicos, actuando siempre en pro del bien común y el desarrollo sostenible» (OCDE, 2018, p.9). Y evalúa cuatro dimensiones clave (Imagen 1):
- Examinar cuestiones locales, globales e interculturales
- Comprender y apreciar las perspectivas de los demás
- Interesarse por la comunicación intercultural
- Emprender acciones para el bien común y el desarrollo sostenible
Imagen 1. Dimensiones clave de la competencia global
Fuente: Informe español de PISA 2018 Competencia global
Según el nuevo informe de la OCDE Big picture thinking: How to educate the whole person for an interconnected world (Pensar con perspectiva global: Cómo educar a la persona de forma integral para un mundo interconectado), las escuelas y las instituciones culturales se encuentran en una posición privilegiada para educar en competencia global, así como para proporcionar el acceso a esta educación de forma equitativa. Por su parte, el profesorado desempeña un papel fundamental en su promoción e integración y, según los datos de PISA 2018, tienen la confianza necesaria para ello, pero aún existe el reto de darles una buena capacitación profesional en este ámbito.
¿Qué tipo de aprendizaje se necesita?
Enseñar competencia global es una invitación a cambiar las pedagogías centradas en la transmisión de conocimientos y la memorización a alternativas más dinámicas.
Para ello, se pueden destacar como características clave del aprendizaje que sea integral, relevante, profundo, social, transformador y <<con los pies en la tierra>> tal y como se muestra en la Imagen 2.
Imagen 2. Características clave del aprendizaje en competencia global
Fuente: elaboración propia
¿Cómo y dónde educar para la competencia global?
La enseñanza la competencia global de forma integral implica aplicar metodologías educativas que ofrezcan oportunidades para explorar problemas mundiales, dinámicas locales y globales, y poner en práctica los valores, actitudes y habilidades de la competencia global. Además, es posible desarrollarlo en grupos de edad distintos, y mediante diversos currículos, entornos, perspectivas geopolíticas y culturales. Para poder llevarlo a cabo, el informe OCDE: Big picture thinking, nos invita a plantearnos cuatro preguntas:
- ¿Quiénes somos? – para entender al alumnado, no solo considerando sus capacidades, sino también su forma de ver el mundo y sus intereses. Asimismo, entender al profesorado, ya que su experiencia con otras culturas es una enorme ventaja.
- ¿Qué es más importante aprender? – tratar los temas que afectarán al alumnado en el futuro ya que se comprometen más si ven que son importantes para las personas adultas y las sociedades que los rodean. De ese modo, se hacen más manejables y cercanos a su realidad.
- ¿Cómo aprende el alumnado a adquirir una competencia global? – por medio de la motivación y la vinculación intelectual, social y emocional. Aprenden cuando se les reta a aplicar sus conocimientos a situaciones nuevas, reciben información sobre sus progresos y se pone a su disposición las herramientas adecuadas.
- ¿Cómo saber que se está progresando? – por medio de la evaluación y apoyo del progreso en el desarrollo de la competencia global del alumnado, lo que requiere definir objetivos claros, instrumentos adecuados y conocer cuáles son los criterios de éxito, tanto de los avances en el alumnado como de la metodología aplicada por el profesorado.
Enseñar para la competencia global con calidad
Tomando en consideración las preguntas indicadas, el profesorado podrá desarrollar un abanico amplio de pedagogías propias, facilitar el trabajo en grupo y crear entornos y oportunidades para la reflexión. Por otro lado, se requiere que los docentes desarrollen una comprensión profunda, a la vez que flexible, de las materias que imparten; verlas como un medio para enseñar competencia global. Deben comprender el mundo y sus interconexiones, así como a sí mismos, con el objetivo de preparar a la población infantil y juvenil para la construcción de sociedades inclusivas y sostenibles.
En conclusión, el marco de la OCDE nos invita a reconsiderar nuestra opinión de la enseñanza, entender la educación en contexto, centrarnos en contenidos relevantes, replantearnos como aprende el alumnado la competencia global, profundizar en las prácticas evaluativas y reconsiderar la preparación de los docentes en un mundo interconectado. El que caigamos en una mayor polarización, odio y exclusión o que, por el contrario, sigamos un camino de respeto hacia dignidad humana y la diversidad, busquemos sociedades más sostenibles e inclusivas, depende en gran medida de nuestra capacidad de educar a los jóvenes para el mundo.
Fuente: Big Picture Thinking: How to education the whole person for an interconnect world: https://issuu.com/oecd.publishing/docs/big-picture-thinking-educating-global-competence
Créditos fotográficos: Imagen destacada © Pixabay
Otras publicaciones relacionadas:
- Informe Español de PISA 2018 – Competencia Global: https://www.educacionyfp.gob.es/inee/evaluaciones-internacionales/pisa/pisa-2018/pisa-2018-informes-es.html; https://sede.educacion.gob.es/publiventa/descarga.action?f_codigo_agc=21914
- Boletín EducaINEE N.68, Educar en un mundo globalizado: https://www.educacionyfp.gob.es/inee/publicaciones/publicaciones-periodicas/educainee/2020-2021.html; https://sede.educacion.gob.es/publiventa/descarga.action?f_codigo_agc=22247




Agradeciendo a inee blog y a Esther Paraiso Sequí autora de esta interesante publicación. Me tomaré la libertad de hacer uso de este espacio para expresar mi punto de vista fundamentado en las publicaciones de Paulo Freire las cuales tienen concordancia y amplian lo expresado por la autora de la presente publicación.
El artículo “Los retos de la educación en un mundo globalizado” (Paraíso Sequí, 2022) invita a reflexionar sobre la necesidad de una educación que forme ciudadanos críticos, capaces de actuar ética y responsablemente ante la complejidad del mundo actual. En este contexto, las ideas de Paulo Freire ofrecen claves vigentes para afrontar los desafíos de enseñar hoy.
Freire (1970) plantea que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción. Esta afirmación subraya que el docente contemporáneo debe asumir un rol de mediador, capaz de generar ambientes de aprendizaje que fomenten la reflexión crítica, la creatividad y el diálogo. Enseñar en un mundo globalizado exige formar sujetos que comprendan la realidad para transformarla, no solo adaptarse a ella.
El artículo del INEE destaca la importancia de educar para la ciudadanía global y la convivencia intercultural. En correspondencia, Freire propone una pedagogía del diálogo, basada en el respeto, la escucha y la construcción colectiva del saber. “Nadie educa a nadie —nadie se educa solo—, los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo” (Freire, 1970). Esta perspectiva invita a replantear las prácticas docentes desde la cooperación, el pensamiento crítico y la conciencia social.
Asimismo, ante los retos éticos y tecnológicos de la globalización, resulta esencial recuperar la noción de concientización freireana: educar para que los estudiantes tomen conciencia de su realidad y actúen para transformarla. Solo así la educación se convierte en una práctica de libertad y no de domesticación.
En mi perspectiva, las claves para enseñar hoy —a la luz del artículo y de Freire— son el diálogo, la reflexión crítica, la ética y el compromiso con la transformación social. Educar en la globalización implica formar personas capaces de pensar por sí mismas y de construir, con otros, una sociedad ética, cívica que respete la dignidad humana, aprecie la diversidad, con perspectivas empáticas mediante las cuales construir relaciones, sin importar las diferencias (Paraíso Sequí, 2022).
YOLOTZIN OJEDA