Aprendizaje para la sostenibilidad en Europa: entrevista con sus responsables

Ofrecemos la traducción de un nuevo artículo publicado en la página web de Eurydice, la red de información sobre educación de la Comisión Europea, en referencia a un informe de una temática actual:

Eurydice ha publicado recientemente un informe sobre el aprendizaje para la sostenibilidad en Europa. Se puede consultar el estudio completo aquí: Aprendizaje para la sostenibilidad en Europa: creando competencias y apoyo a docentes y centros educativos.

Hemos pedido a las personas responsables del informe, Teodora Parveva, Anna Horvath, Sonia Piedrafita Tremosa y Emmanuel Sigalas, que respondan a algunas preguntas sobre la situación que se desprende de su análisis.

Las instituciones educativas se consideran agentes vitales para abordar los retos de sostenibilidad a los que se enfrentan las sociedades, ya que desempeñan un papel clave en el desarrollo de competencias a través de la enseñanza y del aprendizaje. ¿Hasta qué punto está integrada la sostenibilidad en los planes de estudio europeos?

Todos los países europeos incluyen la sostenibilidad en sus planes de estudios. Por supuesto, varía cómo y en qué medida. La mayoría de las veces, la enseñanza de la sostenibilidad implica un enfoque transversal, es decir, la inclusión de temas relacionados en todas o en la mayoría de las asignaturas. Los temas relacionados con la sostenibilidad se incluyen casi siempre en las asignaturas de ciencias y en Geografía y, en menor medida, en Educación para la ciudadanía. Pero la sostenibilidad puede integrarse, y a menudo se integra, en los estudios sociales y económicos, la historia, la tecnología, el arte y el diseño, etc.

Catorce sistemas educativos incluyen la sostenibilidad a través del aprendizaje interdisciplinar basado en proyectos, lo que significa la inclusión de módulos centrados en la sostenibilidad, mediante los cuales el alumnado puede aprender, experimentar y vivir cuestiones relacionadas con la sostenibilidad al margen de las asignaturas habituales. Sin embargo, la sostenibilidad rara vez es una asignatura propia. Sólo nueve sistemas educativos incluyen una asignatura interdisciplinar de este tipo y, en la mayoría de los casos, sólo es optativa para el alumnado de secundaria. El único país donde la educación para el desarrollo sostenible es una asignatura independiente obligatoria para todo su alumnado es Chipre.

¿Qué competencias en materia de sostenibilidad se analizan en este informe y cómo se reflejan en los planes de estudios europeos?

El informe examina siete competencias de sostenibilidad basadas en el marco GreenComp de la Comisión Europea: valoración de la sostenibilidad, promoción de la naturaleza, pensamiento sistémico, alfabetización futura, adaptabilidad, agencia política y acción individual y colectiva. Casi todas ellas están relativamente bien representadas en los planes de estudios europeos, ya que se incluyen en los correspondientes a más de 30 países europeos. La menos común es la competencia de alfabetización futura, que incluye la capacidad de prever futuros sostenibles alternativos, desarrollar escenarios alternativos e identificar los pasos necesarios para lograr un futuro sostenible preferido.

Las competencias de agencia política y acción individual y colectiva están presentes con mayor frecuencia en la educación secundaria que en la primaria. En cuanto a estas competencias orientadas a la acción política, también pudimos observar que, mientras que la mayoría de los planes de estudios contienen referencias a lo que las personas pueden hacer para promover el desarrollo sostenible y a las responsabilidades individuales, las referencias a la acción colectiva o a la responsabilidad social/política/colectiva por comportamientos no sostenibles son menos frecuentes.

¿Cómo ayudan los sistemas educativos europeos a sus docentes a impartir educación para la sostenibilidad?

El profesorado y quienes ejercen los liderazgos escolares tienen un papel clave que desempeñar en la creación de competencias de sostenibilidad. Deben recibir la formación, la orientación y el apoyo adecuados para tener los conocimientos necesarios y poder aplicar pedagogías de la sostenibilidad y enfoques didácticos adaptados. Es importante que las normativas y directrices para la formación inicial del profesorado incluyan objetivos de aprendizaje específicos relacionados con la sostenibilidad. Actualmente este es el caso en 17 sistemas educativos. El apoyo al desarrollo profesional de docentes en activo es más común, aunque la participación en la formación rara vez es obligatoria.

Al mismo tiempo, también hay que señalar que la mayoría de los sistemas educativos proporcionan material didáctico y otros recursos sobre cómo integrar la sostenibilidad en la enseñanza y apoyan redes o comunidades de prácticas específicas en las que el profesorado y las direcciones de los centros escolares pueden intercambiar información, compartir buenas prácticas y crear asociaciones. El profesorado también tiene acceso a centros de educación para la sostenibilidad, aunque están menos extendidas figuras como personal que ejerza la coordinación o la mentoría de sostenibilidad escolar.

En general, nuestros resultados indican la necesidad de un apoyo más específico, orientación y oportunidades de formación para profesorado y direcciones escolares con el fin de mejorar el aprendizaje para la sostenibilidad y permitir que todo el alumnado desarrolle sus competencias en este ámbito.

¿Cómo ayudan las autoridades educativas a los centros escolares a fomentar la educación para la sostenibilidad?

Las autoridades pueden ayudar a las escuelas de muchas maneras. Para simplificar, distinguimos entre medios de apoyo financieros y no financieros. En cuanto a los primeros, preguntamos si las autoridades educativas dan dinero a los centros para crear o mantener huertos escolares, para invertir en infraestructuras de reciclaje o ciclismo o en infraestructuras similares a pequeña escala que puedan utilizarse en la educación para la sostenibilidad. Descubrimos que no hay muchos países que ofrezcan este tipo de ayudas. De hecho, solo 13 sistemas educativos financian huertos escolares, únicamente 12 financian equipos de reciclaje y apenas 11 apoyan económicamente las instalaciones para bicicletas en las escuelas.

También hay formas no financieras de promover la educación para la sostenibilidad. Proporcionar orientación o crear redes son métodos típicos de apoyo a las escuelas sin ofrecerles necesariamente dinero, al menos no directamente. Merece la pena destacar especialmente el funcionamiento de programas escolares de sostenibilidad a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, el programa internacional Eco-Escuelas (en algunos países se llama Escuelas Verdes) pide a las escuelas que se comprometan a adoptar determinadas medidas para reducir su impacto ambiental. También se espera que los centros integren las cuestiones medioambientales y sociales en los planes de estudio. Lo más interesante no es solo que Ecoescuelas funcione en la mayoría de los países europeos, sino que hasta en 17 sistemas educativos existe también un programa nacional de sostenibilidad escolar. Creemos que se trata de un avance positivo y esperamos que cada vez más escuelas de toda Europa participen en este tipo de programas.

Autoría: Anna Maria Volpe

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